Puede que alguna vez lo hayas pensado y tengas miedo por lo que pueda ocurrir, vamos a ver qué pasa si no firmo un parte de accidente.
Puede darse el caso que tengas un golpe y no dispongas de un parte amistoso de accidente, o como lo llaman las aseguradoras: declaración amistosa de accidente (DAA) .
También es posible que no llegues a un acuerdo con la otra persona con la que has tenido el accidente, o por los nervios del accidente se olvide firmar el parte.
La DAA ayuda a agilizar trámites entre compañías de seguros, casi todas ellas están inscritas en CICOS, puedes ampliar mas información en este enlace.
Si no lo firmas no quiere decir que la compañía de seguros no te vaya a pagar nada. Aunque no lo firmes, lo que es muy importante es rellenar todos los datos posibles, para ayudar con la gestión a la compañía de seguros de tu coche.
Si no tienes claro algo es mejor que no lo firmes, y sea la aseguradora la que tramite con la compañía contraria la responsabilidad del siniestro.
También una recomendación es llamar a la policía para que haga un atestado de lo que ha sucedido.
Es más, incluso tu aseguradora puede mandar un perito para que determine la responsabilidad de lo sucedido en el accidente.
Os cuento una anécdota para que veáis la importancia de perder apenas 5 minutos; en una cuesta se le cayó el coche a una señora y colisionó con el de atrás, pero no tomaron datos porque decía que tenia prisa por llegar al medico. Al día siguiente se citaron para intercambiar datos, pero la sorpresa fue cuando la señora se presento con un collarín, diciendo que eso de que se le cayera el coche nada, que le impacto el otro por detrás… imagínate que cara se te queda…
En resumen, si puedes y no hay problemas, es mejor rellenar correctamente el parte amistoso, sobre todo los datos fundamentales, marcar las casillas centrales y firmarlo, intenta parar en un sitio tranquilo y perder unos minutos.
Pero si no lo haces no quiere decir que no te vayan a pagar nada, solo que las gestiones van más lentas entre las aseguradoras, o en el peor extremo que un juez tenga que determinar quién ha tenido la culpa.